domingo, 31 de mayo de 2015

Treinta

Leo mientras vos dormís
y afuera pasan los autos,
esporádicos,
su sonido se pierde,
pero delata que hace frío.
Porque el sonido de los autos que pasan nació
una noche que hacía frío,
y el frío nació una noche en la que un playero
de una estación de servicio estaba baldeando,
a la madrugada,
y cuando el tipo llegó a la casa no había nadie,
pero igual se hizo mate y prendió la radio.
Ese día nació la soledad,
y vos sabés lo difícil que es la soledad en el mundo,
pero estar solo sirve,
porque te curtís,
naturaleza cero,
te la tenés que aguantar,
como en la cárcel,
te la aguantás o te morís.
Y qué miedo la cárcel,
y qué miedo morirse,
aunque a mí me da mucho más miedo la locura,
ya lo hablamos,
por eso me da bronca la gente
que dice que es loca,
que ve la locura como una virtud.
Es terrible,
los encerraría en Open Door y los ataría en una silla,
al lado de una ventana,
para que vean cómo cae la tarde detrás de los eucaliptus,
que es igual a la nada.
Los que se hacen los locos son peores,
me dan más pena que rabia,
prefiero a los imbéciles que se autodenominan,
si es que tengo que preferir,
claro.
Siempre pienso eso:
“Si es que tengo que preferir”.
No sé,
necesito opciones aunque me duelan,
qué insoportable es saber que todo no se puede,
pero ahora leo mientras vos dormís
y no puedo evitar mirarte,
y no tengo que preferir nada,
supongo,
tengo que aceptar y dejarme ser,
dejarnos,
ver que el tiempo avanza y que
la libertad no tiene escrúpulos,
y vos sabés lo difícil que es la libertad en el mundo,
ya estamos grandes,
sé que vos lo pensás,
y vos sabés que yo también pienso que estamos grandes,
entonces leo mientras vos dormís y sos una mujer,
y yo soy alguien que está al lado tuyo,
que intenta cuidarte,
respetarte,
y vos sabés lo difícil que es el respeto en el mundo,
vos siempre sabés todo,
porque si no lo sabés,
me calmás explicándome por qué,
y eso para mí es saber todo,
porque yo no sé calmar a nadie,
y vos sabés lo difícil que es no saber calmar a nadie en el mundo,
porque la remera que te presto para dormir ya es tuya,
y la intensidad seguro que nació en un momento así,
en un ataque de incertidumbre,
una noche que alguien se dio cuenta
que prestó una remera para dormir,
pero no supo por qué,
y esa remera ahora es del otro,
y ese otro ahora es el amor,
y vos sabés lo difícil que es el amor en el mundo,
que se te va de las manos,
que de repente te encuentra sintiendo
todo en un mismo abrazo,
en una misma cena,
en un mismo vino,
porque es una cosa de locos el amor,
es un impulso perfecto,
fijate que leo mientras vos dormís
y crezco diez años en diez minutos,
se me nota cuando estoy en silencio,
pienso en toda la fuerza que tiene tu cuerpo,
tu cuerpo que descansa y sueña,
pienso que me dijiste cosas que
me cambiaron la vida,
pero no me animo a decirte eso,
y vos sabés lo difícil que es animarse en el mundo,
entonces te veo dormir y disfruto,
y vos sabés que es difícil disfrutar del mundo,
pero con vos me pasa,
me siento seguro,
y vos sabés que es difícil estar seguro en el mundo,
pero con vos me pasa,
vos sabés que me pasa,
siento que cien patovicas pelados me rodean
mientras nos abrazamos,
que nada malo nos puede pasar,
pero vos sabés que a veces me desespero,
y vos sabés lo difícil que es andar desesperado en el mundo,
lo más triste es que yo también lo sé,
por eso lloro en el sillón
y me quedan los ojos como a Ponzio en la Bombonera,
qué locura,
porque a veces,
a la vida también le quedan los ojos como a Ponzio en la Bombonera,
y vos sabés lo difícil que es la vida en el mundo,
es tremendo explicarte eso que me pasa cuando me voy,
cuando mi cabeza está poniendo comas,
y vos sabés lo difícil que es poner comas en el mundo,
lo sabés porque le ponés voluntad para entenderme,
para acompañarme,
y a mí no me alcanza el mundo para agradecerte,
ni la vida,
ni el tiempo,
y yo trato de acompañarte,
y vos sabés lo difícil que es acompañar a alguien en el mundo.
Valoro muchísimo tu voluntad para comprender que me pierdo,
que parece que no te escucho,
pero vos sabés que es sin intención,
y vos sabés lo difícil que es la mala intención en el mundo.
Y ahora que leo mientras dormís,
te quiero decir gracias por bancar que me pierda,
que tenga un miedo ridículo,
que me obsesione con el laberinto de la prosa,
que me levante en la mitad de la noche a escribir un verso,
y vos sabés lo difícil que es levantarse en la mitad
de la noche del mundo,
porque si no lo sabés,
te hacés un lugar en el corazón y lo aprendés,
y vos sabés lo difícil que es aprender en el mundo.
Ojalá cuando te despiertes me anime a decirte todo esto,
ojalá me salga,
ojalá lo asuma,
porque te lo merecés,
porque lo merecemos,
y vos sabés lo difícil que es merecer a alguien en el mundo.


martes, 26 de mayo de 2015

Las ruinas de las canchas de paddle

En la esquina,
frente a la panadería,
las ruinas de las canchas de paddle
maquillan el barrio donde crecí.

Como una Pompeya frívola,
lucen un dramatismo otoñal que nos excede.

Si vieras los escombros de las paredes naranjas,
el alambre oxidado,
los yuyos que crecieron en la canaletita
que está debajo de la red,
que ahora está amontonada de un solo costado,
toda podrida,
como si estuviese en alta mar,
a principios del siglo veinte.

Parado sobre hojas secas con forma de provincia,
apoyado en uno de los árboles de la vereda,
miro las ruinas de las canchas de paddle
y me veo de la mano de mi mamá,
volviendo de hacer los mandados en el centro,
viendo las luces blancas a lo lejos,
escuchando el golpe de las paletas,
el chiflido de las zapatillas,
el festejo corto de un treinta cero.

Un vecino pasa en auto y baja la velocidad,
casi frena.
Mira las ruinas de las canchas de paddle,
me mira,
nos miramos y nos saludamos con una sonrisa,
levantando las cejas.
Los dos sabemos que esa desolación
tan bella nos pertenece,
que la mugre del tiempo también es nuestra,
que ahí estuvo la sensualidad boba de lo último,
que ese futuro canchero nunca fue cierto.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Comunicado oficial sobre las nubes

Suelen hacerse las otras,
aparecen cuando quieren,
se quedan como pueden,
no tienen tacto.

Desde acá,
son bostezos que explotaron en el aire,
caricaturas de personas solas,
libertades derretidas.

Parecen las madres del humo,
pero están llenas de agua,
como los sueños de los que
se tienen que decidir ahora,
como los bombuchas que
nunca me animé a tirarte.

Se mueven,
ése es su hábitat,
conocen las mañas del cielo,
son la patota del sol,
deciden las locaciones del tiempo,
mantienen el equilibrio de la alegría.

Leales a la tristeza,
se ven iguales desde todos lados,
no tienen perfil,
son mundos amorfos,
sin ejércitos ni leyes,
pero con un sentido perfecto
de la reconciliación.


martes, 5 de mayo de 2015

La posta de la posta de la posta

La posta de la posta de la posta 
es tomar decisiones;
pero después,
hay que tener las pelotas necesarias
para asumir la llanura que queda,
esa inmensidad,
esos kilómetros de miedo,
ese desierto vasto que hay que construir.

La posta de la posta de la posta 
es tomar decisiones;
pero después,
hay que estar preparado para llorar,
que se nos acalambren las fauces,
que se nos curta el gesto,
con todo ese dolor que empuja,
que no sabemos de dónde sale,
que no sabemos si es pánico o vuelta olímpica.

La posta de la posta de la posta 
es tomar decisiones;
pero después,
hay que subir la escalera que nos lleve al silencio,
y desde ahí,
contemplar el mundo,
ver los atardeceres avanzar sobre los patios,
ver los techos,
los mares,
los puentes,
verte apoyada sobre la ventanilla del 106,
verme dudando en la fiambrería del chino,
ver la música,
los baldíos,
las terminales,
ver los fuegos artificiales que veo cuando nos vemos,
verte,
verme,
vernos y compartir los ojos,
para entender que nada,
ni nadie,
nos salvará de ser libres.