martes, 19 de julio de 2011

Somos un archivo de folios infinitos


Esa remerita de Los Piojos

dejaba tu cintura a la intemperie,

transpirada y hermosa,

porque del barro te viste crecer

porque del barro sos vos,

como quisiera que me vuelvas

a pedir que te suba a los hombros,

para cantar como loca y mostrar

la bandera de Villa Raffo,

como quisiera que vuelvas a tener un poco

de aquel rollinguismo abstracto,

aunque ya no vale la pena,

ahora soy tu tabú familiar,

somos un archivo de folios infinitos,

en Tribunales nadie se imagina

que alguna vez abrazaste a un rolo,

los cadetes te dicen doctora y bajan la mirada,

tu vieja está feliz,

me la crucé en la farmacia,

si vos supieras las cosas que compra,

me miró como cuando éramos felices,

como sabiendo que sigo siendo fiel a mis tatuajes,

no la juzgo,

vos sos abogada de frente manteca,

laburó mucho para eso,

debe sonreír cuando se imagina tus reuniones,

pero nadie piensa en el final,

en el momento que esa sala queda vacía,

ahí queda toda la verdad impregnada,

una masa amorfa y densa de verdad,

nunca voy a conocer tu derpa en Las Cañitas,

a mi no me debés nada,

cada uno hace lo que puede,

a vos tampoco te juzgo,

si todavía en mi cuarto tengo colgado el trapo,

el rencor es un invento de la derecha,

de tus jefes,

háceme caso por última vez,

algún día cuando termine una reunión

dejá que se vayan todos y quédate sola…

el desierto de azúcar en el fondo

de la taza de café,

míralo bien,

es una tempestad dulce,

que se parece a tu montoncito de dedos

cuando te decía que tenías la culpa,

cuando te decía que había que dejar

de pegarle portazos a la paciencia,

cuando te decía que no podías ver

más allá de mi cara de culo,

inmediatamente,

tanto silencio se cae de maduro:

nunca voy a ser el sexto grande de tu vida.

lunes, 11 de julio de 2011

Me quema la cabeza pensar que te vas a ir a vivir a Francia


Entonces te imagino caminando por el Boulevard Sébastopol
de la mano de uno de esos,
los nuevos pensadores argentinos,
un puaner ortodoxo,
un snob, un ortiva,
esos que en las reuniones no nombran Cortázar
porque es un lugar común,
esos que siguen eternamente merodeando los pasillos de Puan,
saco negro, morral de cuero,
porque saben que las pibitas de primer año
andan por el patio hablando de Estructuralismo,
buscando que Fogwill vuelva y las enamore para siempre,
tengo ratitos que me desesperan,
y me quema la cabeza pensar que te vas a ir a vivir a Francia,
porque además siempre te veo con un tipo así,
parece apropósito,
pienso que se van a cruzar con Zidane en un restaurant
y este pelafustán que te abraza no lo va a reconocer,
esos tipos son así,
Zidane es un poema,
su ídolo es Francescoli,
que es uruguayo como la Maga,
pero vos no sos la Maga ni Ludlud,
y ninguno de los amigos de tu Oliveira será Gregorovius,
nunca,
pero vas a conocer París sin mí,
se me cae una lágrima cuando lo pienso,
te imagino comparando París con el bajo Belgrano,
diciendo sonriente que te recuerda a las calles
que rodean la cancha de Excursio,
o Barrancas,
donde frena el 15,
donde está pintado el mural de Toni “El Gordo”
con un chumbo en la cintura,
te veo hacerte la feliz,
cualquiera,
este poema iba a tener cuatro versos,
me levanto en el medio de la noche porque no aguanto,
tengo frío,
me pongo el buzo de entrenamiento de River,
el de la temporada anterior,
y que River juegue en la B ya no es más una metáfora,
y París tampoco,
es un lugar de mierda que vas a conocer sin mi,
los sábados vas a tirar piedras en el Senna,
vas a hacer patito,
y acá,
si entran los visitantes,
a mi me van tirar piedras los pibes de Merlo,
pero no creo que eso pase,
aunque acá nunca se sabe,
no es como en París,
que andan sin buscarte pero sabiendo que te van a encontrar,
no,
acá no,
la línea D va llena y olvídate,
ya sabemos que perdemos,
y me quema la cabeza pensar que te vas a vivir a Francia,
me saco el buzo,
el pantalón,
las medias,
dejo una en cada zapatilla,
apago la luz,
toda dormida,
el pelo sobre la cara,
te abrazo,
murmurás,
y en la oscuridad de la habitación
veo la fosforescencia de un matapolillas,
redonda,
con el perímetro desprolijo,
como lo que veo cuando cierro bien fuerte los ojos,
como la luz de la bengala que ilumina mar adentro tu noche.

lunes, 4 de julio de 2011

Lobby

La luz del pasillo

se inventó para los miedosos;

la prendo,

llego a la cocina,

abro la heladera,

tomo agua del pico,

boxer cuadrillé,

remera blanca de Maratón Solidaria,

descalzo,

baldosas frías,

vuelvo por el pasillo,

apago la luz,

me tapo,

me acurruco,

y en el entretiempo del estado alfa,

pienso…

tu psicóloga y la mía

tendrían que juntarse en una esquina

y recagarse bien a trompadas;

o de última,

no sé,

hacer un debate en TN,

con placa roja, imprenta blanca:

DOS PROFESIONALES HACEN LOBBY

CON INCERTIDUMBRE AJENA.