lunes, 31 de agosto de 2015

La camioneta con parlantes que anda los domingos a la mañana por Almagro

Le tengo mucho cariño a la camioneta con parlantes
que anda los domingos a la mañana por Almagro,
porque no es vieja,
pero está cansada,
lleva el típico gesto de la frustración,
los ojitos hinchados de la perseverancia,
las mañas bobas de la resistencia.

Le tengo mucho respeto a la camioneta con parlantes
que anda los domingos a la mañana por Almagro,
porque es una máquina del tiempo que
nunca supo aprovechar el momento justo,
como le pasa al amor cuando se cansa,
cuando no le queda otra que saber perder,
entonces hace lo que puede:
vende palanganas, nubes,
ametralladoras y mesitas de luz;
compra petróleo, ropa,
finales y libras esterlinas;
alquila riñones, arena de Gesell,
grupos electrógenos y caricias.

Le tengo mucho admiración a la camioneta con parlantes
que anda los domingos a la mañana por Almagro,
porque avanza,
el silencio del barrio es cruel,
pero ella avanza,
se estimula,
se convence,
se planta ante la indiferencia y me conmueve,
posta que esa camioneta me conmueve,
es una fuerza más que me enseña a esperar.