lunes, 17 de octubre de 2016

El río que nos cruza

Siempre me ahogo 
en un vaso de agua,
pero ese vaso 
puede ser el río 
que nos cruza,
el río al que te invito,
el río en el que jugamos
a ver quién aguanta
más abajo del agua,
y ganás vos,
porque tenés
más resistencia,
y nos reímos,
y jugamos otra vez,
y quizás empezás
a gustar de mí,
de nosotros,
porque sentís que
toda tu resistencia
nos equilibra,
y te decís:
¡ah, listo,
qué fuertes
seremos!
y se te prende
la mecha de la
construcción de
un mundo potable,
y quizás empezás
a gustar del río,
del incendio sano
cuando se va el sol,
de la correntada,
de las olitas
de agua dulce
que nos rebotan
contra la panza,
de la potencia
que significa
acompañarnos.