miércoles, 18 de diciembre de 2013

Vergüenza propia


Para lograr ritmo, emoción y contundencia,
escribí un poema en cuerpo dieciséis.

Sentí vergüenza,
hundí el delete con rabia,
y me pregunté:

¿Qué carajo estoy haciendo?
¿Por qué no estoy leyendo?
¿Quién me apura?

A veces,
escribir nos embrutece.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Soñar con agua

Estoy en el fondo del océano,
llorando en la oscuridad,
con la cabeza hinchada por la presión,
y un pulpo,
con un fierro en cada mano,
me agita para que le entregue el alma.

Estoy en una Pelopincho,
jugando a ver quién aguanta más abajo del agua,
y escucho a los perros ladrar,
por la presencia de algunos alguaciles.

Estoy en 1990,
en Banco Pelay,
Entre Ríos,
aprendiendo a nadar,
con mi papá y mi hermano.

Estoy a orilla del lago,
con Edward Bloom,
borrachos y melancólicos,
leyendo versos de Cafrune.

Estoy en 1995,
arriba del techo de la casa de mis abuelos,
de noche,
viendo como el Río Arrecifes,
les arrebata la dignidad.

Estoy en una palangana azul,
desnudo,
tirándome agua en la cabeza,
con una jarrita de chapa.

Estoy en 2013,
en el agua de los fideos,
nadando entre tirabuzones tricolores,
flasheando que venís a cenar.

Estoy en el corazón del director
de la orquesta del Titanic,
esperando la muerte,
pero aguantando los trapos,
confiando en la belleza.

Y estoy,
como para no perder la costumbre,
convencido,
remando contra la corriente,
leyendo poesía,
salvándome la vida.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Todos los relojes del mundo deben coincidir con el de Crónica TV.

Todos debemos ser un poco más puntuales.
Todos debemos ser más tolerantes con los impuntuales.
Todos los impuntuales deben saber que son unos miserables.

Todos debemos ser más respetuosos con el silencio.
Todos debemos asumir que el silencio también duele.
Todos los dolores que causa el silencio dicen la verdad.

Todos debemos jugar el mismo cuaterno al mismo tiempo.
Todos debemos confiar en el significado de los sueños.
Todos los quinieleros son un brazo armado de la esperanza.

Todos debemos estar preparados para morir de amor.
Todos debemos saber que la muerte tiene otras cosas que hacer.
Todos los que amamos tenemos que estar firmes junto al pueblo.

jueves, 25 de julio de 2013

La emoción

No lo sabe nadie,
absolutamente nadie,
ni la literatura, ni la música, ni la pintura,
ni el amor, ni el tiempo, ni la muerte.
Es muy simple,
no podemos saberlo,
estamos lejos,
como si corriésemos detrás de una bola de fuego,
como si estuviésemos descalzos sobre una autopista.
No lo sabe nadie,
ni la escultura, ni la arquitectura, ni la danza,
ni el teatro, ni el cine, ni la psicología.
Es que no llegamos,
morimos siempre en el intento,
no alcanzamos.
No lo sabe ni la ciencia, ni la calle,
ni la noche, ni el llanto, ni el invierno,
ni vos, ni yo.
Nadie es capaz de acercarse,
de acariciar sus lados,
ni los intelectuales, ni los analfabetos,
ni la justicia, ni el ego,
ni la política, ni la fama;
porque no lo sabemos,
porque no se puede,
no nos sale,
no nos nace,
ni el mundo, ni el miedo,
ni la distancia, ni la memoria,
nadie,
ni la CIA, ni la SIDE,
ni la sonrisa, ni el humo,
ni el Caniggia que se la pedía desesperado a Maradona,
ni el oficinista que vio venir el avión desde las Torres Gemelas,
ni los lectores, ni los escritores,
ni el tachero que sabe cómo administrar la Nación,
ni el periodista que escribe con faltas de ortografía,
ni los cooltos, ni los pibes para la liberación,
ni la publicidad, ni la fotografía, ni el stand up.
No lo sabe nadie,
ni todos los mortales que pisaron la sede de Puan,
ni los que la rosquean en la puerta,
ni los libros, ni los milicos,
ni los tangueros, ni los de anteojos.
No lo sabe nadie,
asumamos eso,
nos hará más libres, más felices,
más mujeres, más hombres,
no lo supieron ni los griegos, ni los rusos,
ni los rosarinos, ni los porteños.
En serio,
no lo sabe nadie,
ni siquiera el silencio sabe qué carajo es la poesía.

lunes, 22 de julio de 2013

Cinco inicios de cuento que, si los leemos sin prejuicio académico, también pueden ser cinco poemas. Qué sé yo.


1
En una siesta nublada, en el invierno de 1994, Paula escuchó gemidos desde la habitación de sus padres.

2
Eran cerca de las tres de la mañana y estaba lloviznando. Cuando abrimos la tranquera escuchamos que un camión se alejaba por la Ruta 51. Maxi lloraba, tenía el fierro en la mano y suplicaba que me apure.

3
Rompí bolsa justo cuando mi hermano me contaba que la novia de papá le había mandado un mail.

4
- Estoy harta de las ausencias – dijo Florencia interrumpiendo a Bruno, mientras se tapaba los ojos con una mano y con la otra se pegaba trompadas  en su muslo izquierdo.

5
Somos incapaces de robar. Si usamos esa plata fue porque no nos quedó otra. ¿Sabe qué?, la muerte es mucho más compleja que la ética. Acaso, ud, señor juez, ¿no hubiese hecho lo mismo por un amigo?.

viernes, 14 de junio de 2013

Heladería


Apoyada en una silla de plástico,
concentrada y feliz,
una nena toma helado de chocolate.

Con mirada inocente,
casi triste,
un ovejero alemán la rodea.

Ella lo mira de reojo,
sin miedo,
frunciendo las cejas,
alerta,
desafiante;
mientras el sol ilumina
sus cachetes pegoteados.

La mamá,
una piba con tatuaje de Racing,
la observa desde la sombra;
con un pucho en la mano,
sonriendo y meneando la cabeza.

lunes, 10 de junio de 2013

Vacío


Abro la puerta:
la última vez que estuve en esta casa
fue cuando sentimos un alivio horrible.

Me recibe un vaho fértil,
una ráfaga de humedad,
una banda de silencio.

Prendo la luz de la cocina:
cuatro cucarachas,
en plena niñez,
juegan;
van y vienen como locas,
a lo largo de la porcelana.

Sobre la mesa,
sin mantel,
hay un plato con dos culos de pizza
y un carozo de aceituna.

A su lado,
como si fuese un manifiesto pop,
hay un vaso de jugo medio vacío.

martes, 28 de mayo de 2013

Ahora

En las esquinas donde nunca
estuvimos está lloviendo;
en el cielo que nunca
vimos hay edificios;
en la prosa que nunca
leímos está la tensión;
en la casa donde nunca
vivimos hay humedad.

Le pese a quien le pese,
eso es lo que pasa ahora,
nada más,
sólo queda el silencio haciendo estragos:

un partido de la B Nacional en mute,
una novela de Oyola sobre la alfombra,
y la conexión,
que viene y se va.


lunes, 6 de mayo de 2013

Piso 14


Un viernes a la noche,
en un balcón de Libertador y Esmeralda,
cuatro chicas con apodos en diminutivo
toman vodka con energizante.

Desde el piso 14,
pueden ver la oscuridad de un océano de chapa,
la mugre debajo de la alfombra,
la letra chica del mundo.

Ellas no saben que ahí,
un chico de su edad,
con apodo de animal,
sueña con ser como el cantante de cumbia,
que ellas están escuchando.

jueves, 2 de mayo de 2013

La sensualidad




Un arma nueva posando en los guantes de un asesino.

La pelota de la Champions mojada
rodando sobre el Camp Nou.

El acento cordobés.

Jogging y musculosa blanca.

Bridge to Babylon de punta a punta.

Que me acuses de gorila por leer a Vargas Llosa.

Tu panza.

La primavera.

Que amenaces con operarte las tetas,
que lloremos de risa y nos abracemos.

Tu concentración mirando una película.

Que te pongas celosa de Penélope Cruz.

Tu foto en sepia,
sonriendo apenas,
con un pañuelo en la cabeza.

miércoles, 10 de abril de 2013

Apariencia


Parece cansancio; pero es miedo.
Parece paciencia; pero es resignación.
Parece poesía; pero es tiempo.

Parece la tarde que caminamos junto al río;
pero es otro río, otra tarde, y otros nosotros.
Parece de noche;
pero es de día, llueve mucho y ya te fuiste.

Parece un medio de comunicación;
pero es un partido político.
Parece una red social;
pero es una alcantarilla cínica.

Parece el futuro;
pero sos vos en musculosa y sin corpiño,
un sábado a la siesta,
ordenando la biblioteca.

Parece tu mirada;
pero son tus ojos postrados en el celular,
persiguiendo al mundo,
leyendo lo inmediato.

Parece una guerra;
pero es el silencio.
Parece una facultad;
pero es una empresa.

Parece un epitafio;
pero es un mail que nunca llegó.
Parece un arma nuclear;
pero es el amor que te tengo.

martes, 19 de marzo de 2013

Poema de un martes


En Buenos Aires está todo,
menos el tiempo que perdemos pensando en eso.

En Google está todo,
menos vos recién salida del baño,
con el pelo envuelto en una toalla,
sonriendo,
mojando el pan en el tuco.

En la libertad está todo,
menos la religión,
el miedo y la paz.

En el amor está todo,
menos la mala leche,
de la que no se vuelve.

En el tiempo está todo,
menos la poesía,
que hace la suya.

jueves, 28 de febrero de 2013

Un silencio zaparrastroso


A Manuel, el sobrino del Tano.



No sé para qué mierda te amo
en cantidades industriales,
si después a mi corazón lo vende
un nene descalzo en el subte;
desidia organizada,
mi pecho es la fosa oscura
del mecánico que arregla tu llanto
y mi patio sigue lleno de ortigas,
me arde la demora,
novela de carne,
me duelen los relojes;
ahí estás,
otra vez,
te estoy viendo,
te seguís olvidando de tomar la pastilla;
pero ahora te queda un silencio zaparrastroso,
nadie protesta,
nadie se acuerda,
sólo yo cuando tengo frío,
pero ya me fui,
no existo,
tirito en cincuenta cuadros,
subo otros ascensores,
soy un sábado nublado,
una cancha embarrada de la D,
un barrabrava muerto;
ojalá algún día puedas volver a mirarme,
en los ojos tengo un pretexto,
una consigna,
busco la paciencia que perdimos
en la prosa enferma de los mails,
y ahí me quedo,
balbuceando en el ardid de tus escrúpulos,
en este sillón-cama que nunca tuvo resortes,
como tu tacto.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Lo que hace la fuerza (de un abrazo)


Empezó la reunión de consorcio en la Muralla China,
un verso se hizo prosa y nadie se dio cuenta,
Poseidón abrió los mares y puso un Carrefour,
pasó una ambulancia,
Messi gambeteó a todos los habitantes
de Brasil con la cara llena de lágrimas,
llovió hasta que nos dormimos,
África se volvió imperio y no se tomó venganza,
abandonaron un bebé en una capilla,
se le paró el corazón a un jugador de la Play,
nos enamoramos hasta la medula,
nos aburrimos de sentir,
una piba le sacó fotocopias a La Biblia,
un militante comprendió el Riesgo País,
flotamos,
la distancia nos desnudó,
empezamos a ver una serie,
la luna prendió el equipo electrógeno,
sonreímos,
elegimos el nombre de nuestros hijos,
le cortamos el pelo a una Golden gorda,
compramos un pasaje,
nos pusimos celosos,
lloramos,
subió el dólar,
nos chupó un huevo,
arreglamos un estribillo,
el olor a pasto mojado inundó el mundo,
estuvimos al pedo en Buenos Aires,
dudamos,
Tim Burton escribió un corto sobre nosotros,
el sol se desvaneció sobre la plaza,
homenajeamos a la siesta,
fuimos inalcanzables,
tuvimos la verdad,
leímos que lo que quisimos,
hicimos lo que pudimos,
nos desesperamos,
y ante tanta fuerza,
hasta el amor se sintió vulnerable.


miércoles, 23 de enero de 2013

Poema de una novela




A la memoria de Manuel Manrique


Terminé Plegarias nocturnas,
de Santiago Gamboa,
arriba del 115.

Cerré el libro y me puse a llorar,
quizá lloraba desde algunas páginas atrás,
nunca lo voy a saber.

Levante la mirada y una señora,
que podría ser la tía preferida de cualquier mortal,
me preguntó si me sentía bien:
sonreí,
avergonzado y con la cara llena de lágrimas,
contesté que sí.

Me hubiese encantado contarle quién era Juana,
su belleza,
su lunfardo colombiano,
su fuerza,
sus tatuajes;
pero no,
guardé la novela en la mochila
y miré por la ventanilla,
justo cruzábamos Plaza Miserere,
con el dolor dulce de la verosimilitud,
con la tarde cayendo insulsa,
refregándome los ojos,
vi toda la soledad amontonada,
toda la incertidumbre resistiendo,
y me dije:
mirá, boludo, hablando de Roma...