Aman estar
angustiados en el balcón del purgatorio,
pero no se
tiran nunca.
Sueñan con
ser los capitanes del barco que se salva,
pero no
tienen los huevos.
Creen que
en su velorio todos recordarán su moral,
pero sólo
les importa el momento.
Son los
que confunden amor con paranoia,
abrazos
con lobby,
fuerza con
ceguera,
y lo hacen
con intención,
sabiendo
que lastima,
que arde,
que
revienta,
aunque
también lo hacen con ignorancia,
con pose,
con
desesperación,
con el
mismo morbo que se inventó la matemática.
Y así se
pudre,
el olor a
rancio de los culos propios
se
desparrama por la galaxia,
se
fermenta con el aliento de los dioses
que sólo
hacen milagros exclusivos,
los más
carismáticos,
los más
inteligentes,
que
ambiciosos,
enfermos
por el cáncer del aplauso,
se olvidan
que,
cuando el
ruido venga de cerca,
cuando
hagamos fondo blanco de lava,
cuando
llueva ceniza,
nos vamos
a ver la jeta,
van a ver.
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ResponderEliminarfelices 100 posteos!