Urgente,
la situación es
incontrolable
y se declaró el
Estado de Sitio.
En pleno microcentro
del cielo,
dos estrellas fugaces
que eran perseguidas
por un patrullero de
la moral
chocaron contra la
luna
y dejaron al mundo en
coma.
A su vez,
trascendidos indican
que ejércitos
civiles,
liderados por el fuego
y la belleza,
se tirotean con las fuerzas de la culpa,
en la frontera con la
nada.
Además,
desde las bases militares
del océano
avanzan varios carros
hidrantes
para dispersar a organizaciones
de sirenas y
unicornios que,
encapuchados y armados
con silencios
fatales,
cortaron todos los
accesos al mar
con pancartas inmensas
que rezan:
“Amores como el
nuestro
quedan ya muy pocos”.
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