Cuando te
veo concentrada
me caigo en
un pozo dulce,
siento que
te amo con una
perfección
insoportable,
siento que
tengo dieciséis y
pasás en
bicicleta por el club,
porque
verte concentrada es
asumirme en
tu gesto estoico,
y no es que
no me
guste verte
sonreír,
tampoco la
pavada,
cuando veo
tu sonrisa siento más
ganas de
abrazarte que de vivir,
pero verte
concentrada
es otro
estado del tiempo,
es sentir
tu belleza desde
un silencio
que no se calla,
porque ahí
está tu mirada
grande en
un punto fijo,
y puede pulverizar
la pared,
como los
tarugos que quedan
en las
casas abandonadas,
como las
balas en la ventanilla
de un
patrullero a contramano,
tu
concentración se planta,
no teme,
nunca,
sabe,
quiere
puede,
tu
concentración es más hermosa
que vos
acariciando al hijito
de la
cajera del chino,
tu concentración
tiene tu pensamiento,
tiene tu pensamiento,
tu
paciencia,
tu
confusión,
tu
humanidad,
tu fuerza,
tu
preocupación,
incluso,
tiene un
dejo de tristeza,
y no es que
quiera ser
más
pesimista que Arlt,
pero la
prioridad es
saber
amarte ahí,
en lo que
no nos sale,
en la
incertidumbre,
en las
decisiones enormes,
en las
insignificantes,
en la
miseria de las dudas,
ahí,
en ese
fuego que nos quema
todos los
papeles del corazón,
porque ahí,
posta que
ahí,
detrás de
ese incendio,
ahí está la
vida toda fachera,
ahí está la
vida liviana y segura,
ahí está la
vida con cara de vacaciones,
y nos
llama,
y nos
invita,
y nos
tienta,
entonces
hay que ir,
hay que
tener más huevos que
bombero
voluntario y meterse
entre las
llamas que vuelan,
hay que
estar de aquel lado,
interpretar
mejor el movimiento,
como esas
tormentas a la noche
en las que
el cielo está intacto,
estrelladísimo,
pero las
nubes color jamón cocido
van pasando
corte avenida ancha,
y se van,
se pierden
en la inmensidad
que no sé bien
qué onda,
pero se las
lleva,
y ahí queda
el cielo,
abierto,
dispuesto,
total,
con la luna
que alumbra
el cauce de
los ríos,
y eso es lo
que pasa por tus
ojos cuando
te miro concentrada:
un montón
de ríos que se cruzan,
que mezclan
sus aguas
sin reprocharse
el territorio,
sólo
avanzan alumbrados por la luna,
hacia acá y
hacia allá,
no les
importan las orillas,
tus ríos
avanzan y me llevan,
son tus
secretos
tus
convicciones,
tu mundo,
que me
intriga,
que me
encanta,
a cada rato.
a cada rato.
RE contra re mil tremendo
ResponderEliminarColosal. Impecable
ResponderEliminar