lunes, 6 de mayo de 2013

Piso 14


Un viernes a la noche,
en un balcón de Libertador y Esmeralda,
cuatro chicas con apodos en diminutivo
toman vodka con energizante.

Desde el piso 14,
pueden ver la oscuridad de un océano de chapa,
la mugre debajo de la alfombra,
la letra chica del mundo.

Ellas no saben que ahí,
un chico de su edad,
con apodo de animal,
sueña con ser como el cantante de cumbia,
que ellas están escuchando.

jueves, 2 de mayo de 2013

La sensualidad




Un arma nueva posando en los guantes de un asesino.

La pelota de la Champions mojada
rodando sobre el Camp Nou.

El acento cordobés.

Jogging y musculosa blanca.

Bridge to Babylon de punta a punta.

Que me acuses de gorila por leer a Vargas Llosa.

Tu panza.

La primavera.

Que amenaces con operarte las tetas,
que lloremos de risa y nos abracemos.

Tu concentración mirando una película.

Que te pongas celosa de Penélope Cruz.

Tu foto en sepia,
sonriendo apenas,
con un pañuelo en la cabeza.

miércoles, 10 de abril de 2013

Apariencia


Parece cansancio; pero es miedo.
Parece paciencia; pero es resignación.
Parece poesía; pero es tiempo.

Parece la tarde que caminamos junto al río;
pero es otro río, otra tarde, y otros nosotros.
Parece de noche;
pero es de día, llueve mucho y ya te fuiste.

Parece un medio de comunicación;
pero es un partido político.
Parece una red social;
pero es una alcantarilla cínica.

Parece el futuro;
pero sos vos en musculosa y sin corpiño,
un sábado a la siesta,
ordenando la biblioteca.

Parece tu mirada;
pero son tus ojos postrados en el celular,
persiguiendo al mundo,
leyendo lo inmediato.

Parece una guerra;
pero es el silencio.
Parece una facultad;
pero es una empresa.

Parece un epitafio;
pero es un mail que nunca llegó.
Parece un arma nuclear;
pero es el amor que te tengo.

martes, 19 de marzo de 2013

Poema de un martes


En Buenos Aires está todo,
menos el tiempo que perdemos pensando en eso.

En Google está todo,
menos vos recién salida del baño,
con el pelo envuelto en una toalla,
sonriendo,
mojando el pan en el tuco.

En la libertad está todo,
menos la religión,
el miedo y la paz.

En el amor está todo,
menos la mala leche,
de la que no se vuelve.

En el tiempo está todo,
menos la poesía,
que hace la suya.

jueves, 28 de febrero de 2013

Un silencio zaparrastroso


A Manuel, el sobrino del Tano.



No sé para qué mierda te amo
en cantidades industriales,
si después a mi corazón lo vende
un nene descalzo en el subte;
desidia organizada,
mi pecho es la fosa oscura
del mecánico que arregla tu llanto
y mi patio sigue lleno de ortigas,
me arde la demora,
novela de carne,
me duelen los relojes;
ahí estás,
otra vez,
te estoy viendo,
te seguís olvidando de tomar la pastilla;
pero ahora te queda un silencio zaparrastroso,
nadie protesta,
nadie se acuerda,
sólo yo cuando tengo frío,
pero ya me fui,
no existo,
tirito en cincuenta cuadros,
subo otros ascensores,
soy un sábado nublado,
una cancha embarrada de la D,
un barrabrava muerto;
ojalá algún día puedas volver a mirarme,
en los ojos tengo un pretexto,
una consigna,
busco la paciencia que perdimos
en la prosa enferma de los mails,
y ahí me quedo,
balbuceando en el ardid de tus escrúpulos,
en este sillón-cama que nunca tuvo resortes,
como tu tacto.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Lo que hace la fuerza (de un abrazo)


Empezó la reunión de consorcio en la Muralla China,
un verso se hizo prosa y nadie se dio cuenta,
Poseidón abrió los mares y puso un Carrefour,
pasó una ambulancia,
Messi gambeteó a todos los habitantes
de Brasil con la cara llena de lágrimas,
llovió hasta que nos dormimos,
África se volvió imperio y no se tomó venganza,
abandonaron un bebé en una capilla,
se le paró el corazón a un jugador de la Play,
nos enamoramos hasta la medula,
nos aburrimos de sentir,
una piba le sacó fotocopias a La Biblia,
un militante comprendió el Riesgo País,
flotamos,
la distancia nos desnudó,
empezamos a ver una serie,
la luna prendió el equipo electrógeno,
sonreímos,
elegimos el nombre de nuestros hijos,
le cortamos el pelo a una Golden gorda,
compramos un pasaje,
nos pusimos celosos,
lloramos,
subió el dólar,
nos chupó un huevo,
arreglamos un estribillo,
el olor a pasto mojado inundó el mundo,
estuvimos al pedo en Buenos Aires,
dudamos,
Tim Burton escribió un corto sobre nosotros,
el sol se desvaneció sobre la plaza,
homenajeamos a la siesta,
fuimos inalcanzables,
tuvimos la verdad,
leímos que lo que quisimos,
hicimos lo que pudimos,
nos desesperamos,
y ante tanta fuerza,
hasta el amor se sintió vulnerable.


miércoles, 23 de enero de 2013

Poema de una novela




A la memoria de Manuel Manrique


Terminé Plegarias nocturnas,
de Santiago Gamboa,
arriba del 115.

Cerré el libro y me puse a llorar,
quizá lloraba desde algunas páginas atrás,
nunca lo voy a saber.

Levante la mirada y una señora,
que podría ser la tía preferida de cualquier mortal,
me preguntó si me sentía bien:
sonreí,
avergonzado y con la cara llena de lágrimas,
contesté que sí.

Me hubiese encantado contarle quién era Juana,
su belleza,
su lunfardo colombiano,
su fuerza,
sus tatuajes;
pero no,
guardé la novela en la mochila
y miré por la ventanilla,
justo cruzábamos Plaza Miserere,
con el dolor dulce de la verosimilitud,
con la tarde cayendo insulsa,
refregándome los ojos,
vi toda la soledad amontonada,
toda la incertidumbre resistiendo,
y me dije:
mirá, boludo, hablando de Roma...