Suelen
hacerse las otras,
aparecen
cuando quieren,
se quedan
como pueden,
no tienen
tacto.
Desde acá,
son bostezos
que explotaron en el aire,
caricaturas
de personas solas,
libertades
derretidas.
Parecen
las madres del humo,
pero están
llenas de agua,
como los
sueños de los que
se tienen
que decidir ahora,
como los
bombuchas que
nunca me
animé a tirarte.
Se mueven,
ése es su
hábitat,
conocen
las mañas del cielo,
son la
patota del sol,
deciden
las locaciones del tiempo,
mantienen
el equilibrio de la alegría.
Leales a
la tristeza,
se ven
iguales desde todos lados,
no tienen
perfil,
son mundos
amorfos,
sin
ejércitos ni leyes,
pero con
un sentido perfecto
de la reconciliación.
de la reconciliación.
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