jueves, 23 de enero de 2014

Cuando llueva ceniza


Aman estar angustiados en el balcón del purgatorio,
pero no se tiran nunca.
Sueñan con ser los capitanes del barco que se salva,
pero no tienen los huevos.
Creen que en su velorio todos recordarán su moral,
pero sólo les importa el momento.

Son los que confunden amor con paranoia,
abrazos con lobby,
fuerza con ceguera,
y lo hacen con intención,
sabiendo que lastima,
que arde,
que revienta,
aunque también lo hacen con ignorancia,
con pose,
con desesperación,
con el mismo morbo que se inventó la matemática.

Y así se pudre,
el olor a rancio de los culos propios
se desparrama por la galaxia,
se fermenta con el aliento de los dioses
que sólo hacen milagros exclusivos,
los más carismáticos,
los más inteligentes,
que ambiciosos,
enfermos por el cáncer del aplauso,
se olvidan que,
cuando el ruido venga de cerca,
cuando hagamos fondo blanco de lava,
cuando llueva ceniza,
nos vamos a ver la jeta,
van a ver.

1 comentario: