Todos los siglos han frivolizado su espasmo,
y nosotros, que avanzamos con espuma en la boca,
no hacemos más que repetir ese silencio,
que nos aturde a susurros,
que nos mea el bidet,
que nos llena de pelos la boca,
que nos pellizca la medula,
y encima… todavía falta, todavía falta.
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