domingo, 30 de mayo de 2010

En esos diez minutos que te extraño

En esos diez minutos que te extraño,
te deseo un balneario sucio,
que a él lo pique un aguaviva,
y que a vos se te llene de arena el choclo,

En esos diez minutos que te extraño,
te imagino sonriendo bajo el sol,
ese que parece que viene desde Nuñez,
vos con tus polleras, comprando verdura, o pan para nadie,
porque yo ya no estoy.

En esos diez minutos que te extraño,
podría inmolarme en esa heladería que hoy me queda lejos,
quemaría las glorietas donde los jubilados bailan,
esa donde vos me miraste tantas últimas veces.

En esos diez minutos que te extraño,
me muero por tus oídos llenos de Madame Ivonne,
por los celos que me tenía tu gata,
o por saber que será de la soledad de ese catorce pulgadas.

En esos diez minutos que te extraño,
se me va la vida,
preparo un tilo absurdo y disimulo que respiro,
soy un camionero sin yerba,
un blog sin actualizar,
una pestaña que nadie se disputa,
un silencio roto que se pierde en el ocaso del recuerdo.

En esos diez minutos que te extraño,
soy una muerte retornable,
una botella de vidrio, vacía,
que llora, que sueña,
que seguimos haciendo el amor.

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